El cirujano que imprime tumores en 3D para combatir el cáncer infantil
El cirujano que imprime tumores en 3D para combatir el cáncer infantil
Lucas Krauel, especialista pediátrico del Hospital Sant Joan de Déu en Barcelona, utiliza las maquetas en 3D para ensayar las operaciones con más riesgo para los niños
El reto del cirujano catalán Lucas Krauel (Barcelona, 1973) lleva años siendo el mismo. Es el que le quita el sueño y el que le hace, al mismo tiempo, querer avanzar. Su mayor desafío tiene nombre de cáncer: neuroblastoma. Un tipo de tumor muy agresivo que se forma en el tejido nervioso y se desarrolla principalmente en niños —es el tercero más frecuente en la población infantil—. «Son casos muy difíciles de operar porque el tumor rodea vasos sanguíneos y arterias. Recuerdo cirujanos que han tenido que decir: ‘Mira no, esto no se puede hacer, es inoperable’. Pero el pronóstico de los niños depende justamente de eso. Si no podemos quitar el tumor, el porcentaje de supervivencia disminuye», explica Krauel en la feria Global Robot Expo de Madrid, donde ha impartido una conferencia sobre las técnicas que está utilizando su equipo del Hospital Sant Joan de Déu para combatir este cáncer infantil.
«¿Cómo podemos hacer esta operación más fácil? ¿Cómo podemos conseguir que estos chicos salgan adelante?». Las respuestas le llegaron del edificio de al lado. Un grupo de ingenieros de la Universidad Politécnica de Cataluña le propuso utilizar impresoras 3D para hacer reconstrucciones exactas de los tumores que había que extirpar. Estas maquetas permiten a los cirujanos ensayar antes de la intervención real, conocer la manera más efectiva de abordar el tumor, reducir el tiempo de la operación, ganar seguridad y evitar complicaciones. «Cuanto mejor te prepares una cirugía, más probabilidad de éxito tienes», cuenta.
Krauel no se olvida del primer éxito. Se llamaba Marc, tenía cinco años y llevaba ya cuatro con un neuroblastoma en el abdomen. Le habían intentado operar dos veces, pero el tumor rodeaba varios vasos sanguíneos (entre otros, la arteria y la vena renal, la arteria hepática y la vena porta) y no se podía extraer. Con los datos de una TAC y de una resonancia se realizó una reconstrucción digital en 3D del tumor, de las arterias y de los órganos afectados. La maqueta se imprimió en dos materiales: plástico duro para la parte intocable (los vasos sanguíneos, los riñones y la columna vertebral) y una resina blanda para el tumor.
Los cirujanos contaron con 10 días para practicar y preparar cómo iban a enfrentarse a esa extracción. En ocasiones, el tumor está tan cerca de los vasos y órganos vitales que tiene que quitarse trocito a trocito. La silicona de la réplica en 3D permite «ensayar de forma muy real» los movimientos para despedazarlo. «Tenemos que quitar más del 90% del tumor para lograr un cambio real en la esperanza de vida del niño», cuenta. Han pasado casi tres años desde esa primera vez y «el niño está —aunque a veces sea difícil de decir— curado, llevando una vida normal».